Lo novedoso del tema es motivo de la escasa literatura existente acerca de la verdadera importancia que tiene el paisajismo al momento de planificar una obra constructiva, cualquiera sea la dimensión del proyecto.
 
Tradicionalmente considerado por el constructor como un costo necesario para su obra, percibiéndolo exclusivamente como un elemento decorativo complementario, el diseño paisajista comienza a ser apreciado en su justo valor, que no se agota en lo meramente ornamental.
 
Estudios foráneos demuestran con sus resultados esta realidad: Investigaciones realizadas por la Universidad de Florida concluyen que las propiedades que cuentan con un adecuado paisajismo se venden más rápidamente que aquellas que no lo tienen. Otro estudio conducido por The Gallup Organization, revela que el diseño paisajista puede agregar al valor de una vivienda entre el 7% y el 15%. Por otra parte, la revista Money Magazine publica que a la hora de vender una propiedad, la inversión en el paisajismo tiene una tasa de retorno de entre el cien y el doscientos por ciento.

No existe duda que la gente encuentra un disfrute especial en el contacto con las plantas. Se han analizado estadísticas que arrojan resultados acerca
de los efectos psicológicos que produce un agradable ambiente natural en las personas, inclinando su decisión de optar por una u otra vivienda, adquirir un local en uno u otro centro comercial, o incluso estudiar en una u otra universidad si las construcciones están inmersas en un desarrollo paisajista armónicamente planificado.
 
El grado de satisfacción que experimentan los vecinos de una urbanización está directamente relacionado con la posibilidad de tener a su alcance zonas arborizadas, espacios libres donde esparcirse y áreas que les permitan realizar gratas caminatas desarrollados bajo un adecuado paisajismo. Los centros comerciales más visitados cuentan con plazoletas sembradas de flores, senderos arborizados y espacios descampados, atrayendo a personas de todas las edades al ofrecerles un relajado ambiente.
 
Un adecuado paisajismo garantiza a la obra una calidad ambiental superior a la de otra que carece de este elemento. Las ventajas que le confiere un buen diseño paisajista a cualquier construcción van desde la armonía de conjunto que se logra con el aspecto ornamental, hasta la atenuación de los efectos indeseables que causan ciertas condiciones climáticas como la excesiva radiación solar, las lluvias, el ruido y la contaminación; contribuye adicionalmente al equilibrio psíquico de los pobladores al posibilitar un entorno agradable. La increíble versatilidad del paisajismo da lugar a diseños que ofrecen desde la fragilidad de un jardín de flores hasta impenetrables y funcionales barreras vegetales.

A través del apropiado tratamiento paisajista se logran ambientes acordes con los distintos estilos devida. Para ello se estudia cada espacio en particular, se combinan gran cantidad de elementos, formas, texturas y colores, asociando a la arquitectura con su entorno a fin de proveer las más atractivas soluciones para espacios libres.

Todo Proyecto Paisajista se basa en criterios particulares tanto para el diseño de los volúmenes constructivos manejados, como para la selección de las especies vegetales, ya que las características de cada área a tratar, las condiciones climáticas del lugar, los parámetros preestablecidos y los requerimientos del cliente son individuales y únicos.

La equivocada planificación de las áreas verdes puede causar daños a la obra, cuya responsabilidad según la legislación vigente, puede atribuírsele al constructor. No es poco común observar el empobrecimiento en la calidad de construcciones debido al deslizamiento de taludes, el levantamiento de pavimentos, el deterioro de jardineras y la destrucción de impermeabilizaciones. Un completo proyecto de paisajismo debe incluir además de la correcta selección de plantas, detalles y especificaciones de la adecuada construcción de drenajes, pendientes internas e impermeabilización de jardineras.
 
El esfuerzo no debe culminar con la ejecución de la obra paisajista. Un adecuado mantenimiento de los espacios verdes diseñados garantiza su perdurabilidad. El proceso supone el seguimiento al desarrollo natural del espacio vivo y debe atender a los cambios que sufre hasta alcanzar su edad adulta respondiendo a una programación para lograr el óptimo estado de conservación. Una red de sistema de riego adaptada al diseño, así como tratamientos fitosanitarios oportunos y la coordinación de todas las labores respetando la propuesta original de paisajismo son elementos imprescindibles que protegen la inversión realizada.